Acrofobia
Las personas con trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) grave pueden pasarse una hora o más cada mañana intentando decidir si salir de la cama con el pie izquierdo primero o con el derecho primero, y las personas con trastorno de estrés postraumático (TEPT) pueden tener las mismas pesadillas noche tras noche, año tras año. Una persona que ha sufrido un ataque de pánico y está aterrorizada ante la posibilidad de sufrir otro puede permanecer confinada en casa durante años. Las personas con miedo a las alturas a menudo se desvían kilómetros de su camino todos los días para evitar conducir por un puente alto, y las personas con fobia social, caracterizada por una ansiedad extrema a ser juzgadas por los demás o a comportarse de una manera que pueda causar vergüenza o ridículo, no sólo evitarán las fiestas, sino que sólo aceptarán trabajos en los que nunca tengan que hablar en público.
Los trastornos de ansiedad de este tipo son el tipo más común de enfermedad psiquiátrica, y se calcula que afectan a 19 millones de niños y adultos. Todos son dolorosos y perturbadores, y muchos de los síntomas físicos asociados a ellos son similares, como temblores, palpitaciones, dolor o molestias en el pecho, sudoración, insomnio, molestias abdominales, mareos e irritabilidad. Pero las características específicas y los desencadenantes pueden ser muy diferentes.
Película sobre el miedo a las alturas
La acrofobia es un miedo persistente e intenso a las alturas. Las personas con acrofobia experimentan pánico y ansiedad repentina en diversas situaciones relacionadas con las alturas. Estas situaciones pueden incluir estar de pie en un puente, mirar por encima de un acantilado, estar en el último piso de un rascacielos, viajar en avión, etc.
La acrofobia es el miedo a las alturas. Este miedo es excesivo para la situación, persistente, y puede hacer que una persona evite situaciones en las que pueda estar expuesta a las alturas. La acrofobia es un tipo de fobia específica, y está clasificada como trastorno de ansiedad en el “Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5)”.
Se calcula que alrededor del 12,5% de los adultos de Estados Unidos sufrirán una fobia específica, como la acrofobia, a lo largo de su vida. Hay muchos tipos de fobias específicas, pero la acrofobia es una de las más comunes. Las investigaciones indican que la prevalencia de la acrofobia a lo largo de la vida es de aproximadamente el 6,4%, con más mujeres que hombres.
El síntoma principal y definitorio de la acrofobia es el miedo a las alturas. La acrofobia es el miedo a las alturas en general. Una persona con acrofobia puede experimentar síntomas en diversas situaciones, desde mirar por la ventana de un rascacielos hasta caminar por un acantilado.
Remedios naturales para el miedo a las alturas
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La acrofobia hace que las personas se sientan extremadamente temerosas y ansiosas ante situaciones que implican estar lejos del suelo, como subir una escalera o subir a lo alto de un edificio alto. Debido a la intensidad de este miedo, las personas con acrofobia suelen evitar cualquier situación que implique alturas.
Es normal tener cierta aprensión a las alturas, sobre todo si éstas son inusuales, significativas o inestables. La acrofobia implica un miedo mucho más significativo o perturbador que puede afectar a la capacidad de una persona para desenvolverse en la vida cotidiana.
Según una estimación, la acrofobia es una fobia bastante común que afecta aproximadamente al 6% de la población. Otro estudio sugiere que alrededor del 28% de todos los adultos experimentan intolerancia visual a la altura en algún momento de su vida.
Miedo a los payasos
Un estudio sugiere que “una pastilla podría ayudar a la gente a curarse del miedo a las alturas”, informó The Daily Telegraph. Decía: “Los científicos han descubierto que dar a la gente una pastilla de la hormona del estrés cortisol puede ayudar a reducir su fobia”.
Esta noticia se basa en un ensayo controlado aleatorio realizado en 40 personas con acrofobia (miedo a las alturas). En él se comparó el efecto del cortisol frente a un placebo cuando se administraba una hora antes de tres sesiones de terapia de exposición basada en realidad virtual (una simulación de un viaje en ascensor).
Los investigadores descubrieron que, aunque ambos grupos mejoraron tras la terapia de realidad virtual, las personas que también recibieron cortisol calificaron su mejoría como mayor. Las puntuaciones objetivas de ansiedad (cuánto sudaban los participantes) también mostraron que los que recibieron cortisol mostraban menos ansiedad que el grupo placebo un mes después de las sesiones de terapia.
Este estudio preliminar muestra unos resultados iniciales prometedores de este tratamiento combinado. Sin embargo, aún se trata de una investigación temprana en sólo 40 personas. Se necesitan estudios de seguimiento para replicar estos resultados y calibrar el alcance de este efecto. También será necesario ver si estos resultados pueden reproducirse en situaciones más desafiantes de la vida real.