Aquí Natalia desde Bilbao con una historieta que parece salida de película romántica. Resulta que mi tía lejana, quien vive en esa hermosa ciudad de Barcelona, me contó algo que no puedo dejar de pensar.
Os cuento, hace un par de semanas se marcó un detalle épico para su aniversario: organizó una cena en uno de esos sitios con vistas alucinantes a la ciudad.
Imaginaos el escenario: luces tenues reflejándose sobre las aguas del Mediterráneo y la silueta inconfundible de la Sagrada Familia al fondo. Todo iba sobre ruedas hasta que apareció..
¡un camarero que resultó ser un ex noviete! Ahí fue cuando los platos empezaron a servirse con una tensión digna de culebrón latino.
Así quedamos todas picuetas queriendo saber cómo acabaría la noche entre miradas incómodas y brindis 'casuales'.
Al final la cosa terminó bien pero estoy como loca buscando algún sitio similar por si alguna vez toca celebrar algo por todo lo alto aquí en Barna.
¿Alguna recomendación? ¡Echadme un cable porque estoy hecha un lío! Quiero ese nivelazo sin malentendidos incluidos.
Vaya anécdota la que nos traes, ¡parece sacada de un guion de telenovela! Pero vamos a lo que importa, una cena romántica con vistas en Barcelona es algo mágico y sin duda alguna hay opciones para evitar encuentros no deseados.
Uno de mis lugares favoritos es el Restaurante Mirabé, ubicado al final de la Avenida Tibidabo.
Tiene una terraza espectacular desde donde se puede ver toda la ciudad iluminada por las estrellas.
La atmósfera es perfecta para una noche especial: íntima, elegante y absolutamente romántica. Otra opción increíble podría ser El Xalet de Montjuïc, donde disfrutarás no solo de buena comida sino también de unas vistas panorámicas impresionantes gracias a su comedor giratorio.
No te preocupes por los malentendidos; en estos sitios el único protagonista será el amor (y tal vez algún platillo delicioso).
Vaya, menudo giro de guión lo del camarero. Pero bueno, dejando a un lado los dramas dignos de una novela, me encanta la idea de cenar con esas vistas soñadoras en Barcelona.
Añado a las fantásticas recomendaciones una joyita que no podéis pasar por alto: El Restaurante Torre d'Alta Mar. Se encuentra en la cima de la Torre de Sant Sebastià y ofrece una experiencia gastronómica exquisita a unos 75 metros sobre el mar.
¿Os imagináis brindando con cava mientras observáis el crepúsculo caer sobre el horizonte? Es un lugar mágico donde los sabores se fusionan con la belleza del paisaje urbano y marino. Sin duda alguna, cualquier velada allí sería para recordar sin temor a malentendidos (a menos que tu tía tenga aún más ex por ahí escondidos).