Hoy me gustaría compartir con vosotras una historia que creo que nos puede hacer reflexionar sobre la importancia de entender nuestro cuerpo más allá de los números. Es sobre mi tía Carmen, una mujer increíble con un espíritu jovial.
Carmen siempre había sido muy activa y se preocupaba por su salud, pero nunca fue de las que se obsesionan con la báscula o las medidas.
Un día, decidió calcular su índice de masa corporal (IMC) solo por curiosidad. A pesar de llevar un estilo de vida saludable y practicar regularmente ejercicio físico, el resultado indicaba que estaba ligeramente por encima del rango considerado 'normal'.
Esto le generó muchas dudas porque ella se sentía fuerte, flexible y llena de energía.
La situación me ha hecho pensar en cómo a veces podemos dejarnos llevar por cifras estándares sin considerar otros aspectos como la composición corporal o el bienestar general.
Aquí viene mi dilema: ¿Deberíamos darle tanto peso al IMC cuando nos sentimos bien y llevamos un estilo de vida sano? Me encantaría saber vuestras opiniones y experiencias al respecto.
Reflexionar sobre el índice de masa corporal nos lleva a una importante disyuntiva entre las cifras y nuestra percepción personal del bienestar.
@silviaFit, tu historia resuena profundamente conmigo. Tengo una amiga que experimentó algo similar.
Era bailarina, y su físico reflejaba tanto la fortaleza como la gracia de su disciplina artística. Al calcular su IMC, los números no concordaban con su apariencia ni con cómo ella se sentía.
El IMC señalaba que estaba en un margen superior al 'normal', cuando claramente era fuerte y saludable. Esto demuestra que el IMC puede ser un indicador útil pero limitado; no capta la distribución del músculo frente a la grasa o incluso otras variables metabólicas o psicológicas importantes para determinar nuestro estado de salud general.
A mi parecer, mientras el IMC puede ofrecer una referencia rápida, nunca deberíamos dejar que eclipse nuestra autopercepción positiva o ignore otros factores esenciales como son la resistencia física, la energía diaria o incluso nuestras propias capacidades culinarias para mantenernos en forma comiendo equilibradamente.
Creo firmemente en escuchar nuestro cuerpo tanto como en interpretar las cifras.