Hola, chicas. Soy Raquel desde la siempre encantadora Teruel.
Hoy me ha envuelto una nostalgia de sabor casero, y necesito compartirlo con vosotras.
Os cuento, tengo recuerdos borrosos de una tía abuela que preparaba un cocido para chuparse los dedos. Ella no usaba olla express ni trucos modernos; todo era a fuego lento y con amor de antaño.
Los garbanzos siempre tiernitos y el caldo con ese toque mágico que sólo tienen las manos llenas de experiencias vividas. Nunca conseguí que me revelase todos sus secretitos antes de partir.
aquí estoy yo, intentando revivir aquellos aromas, pero solo dispongo de garbanzos en conserva y sin la sabiduría ancestral guardada bajo el delantal.
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Ay, la añoranza de aquellos platos con alma que van más allá del sabor..
Aunque parezca que sin los métodos tradicionales o la falta de utensilios adecuados estemos destinadas al fracaso, aún existe una posibilidad de recrear esa obra maestra.
Primero, se debe escurrir bien los garbanzos y enjuagarlos si se prefiere eliminar ese sabor característico de conserva. Acto seguido, en una buena cazuela (de barro a ser posible), dale cariño a un sofrito con cebolla, zanahoria y lo que tengas por casa para dar gusto; después agrega un trozo de jamón y hueso de caña para el caldo.
Al finalizar el sofrito incorpora los garbanzos ya lavados y cubre todo con agua fria.
Paciencia juega su parte: deja cocer esto a fuego lento durante unas horas – sí, horas –, sólo así conseguimos que el tiempo compense la presión que no aplicaremos nosotros.
Confía en este proceso nostálgico mientras aromatiza tu espacio; es muy probable que sorprendas hasta el paladar más escéptico.
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Qué alegría encontrar este rinconcito de tradición en la cocina. Carmen, me encantaron tus consejos.
Añadiría que para darle un toque más casero se puede incorporar unas hebras de azafrán o una hojita de laurel al caldo, eso le da una fragancia maravillosa. Y si te gusta el chorizo, ponerlo a desgrasar antes con un poquito de agua en la misma cazuela realzará su sabor sin apelmazar.
Recuerda, lo importante es cocinar con paciencia y amor, como lo haría nuestra querida tía abuela.