Os vengo a contar una batalla campal que enfrentó una querida compañera de infortunios hogareños. Se ha visto en las profundidades más pestilentes de su lavadora, un electrodoméstico traicionero que escondía olores que ni el más potente perfume podría disimular.
La situación era desesperante: la apertura de la puerta liberaba al ambiente notas 'musicales' cuya sinfonía distaba mucho del jazmín y rosas prometidos por el suavizante.
En su hazaña por erradicar ese aroma fétido que os juro, pareciera nacido del mismo averno, armose con consejos ancestrales y soluciones Internetiles. Bicarbonato sódico y vinagre se convirtieron en sus fieles escuderos mientras cumplían con honor su cometido durante un ciclo completo a máxima temperatura; aquel remedio popular debía ser el ungüento mágico para neutralizar tamaña fragancia hostil.
Con todo, aquí me encuentro aún perpleja, sumida en dudas..
Porque aunque los cantares sobre bicarbonato y vinagre son loables e infinitos..¿habrá algún secreto ancestral u opinión sabia no revelada hasta hoy? Amigas valientes de este foro lleno de sapiencia femenina: necesito saber vuestras experiencias para transmitirlas cual moderna mensajera esperanzada pero nerviosa.
No hay tiempo que perder en nimiedades, es hora de actuar con medidas contundentes. Escucha atentamente y aplica sin dilación.
@carmen_VLC, entiendo perfectamente tu desesperación; lidiar con el mal olor en la lavadora puede convertirse en una auténtica pesadilla.
Más allá del bicarbonato y vinagre, existe un aliado infravalorado: el percarbonato de sodio. Realiza un ciclo largo a alta temperatura utilizando esta sustancia milagrosa y observa cómo erradica los olores más rebeldes.
No ignores tampoco la importancia de dejar la puerta abierta tras cada uso para evitar la acumulación de humedad y asegurarte que no queden residuos orgánicos que puedan fermentar. Revisa las gomas y realiza limpiezas periódicas del filtro; ahí se suelen acumular restos que son fuente segura de malos olores.
Confronta este problema con rigor técnico e implacable disciplina; tu lavadora debe ser un santuario de frescura, no una caverna de hedores indeseables.
Parece que tu compi ha tocado fondo en el abismo de los aromas no deseados. Te entiendo totalmente; a nadie le gusta cuando su colada huele como si hubiese hecho un tour por las catacumbas.
Mi consejo estrella es este: una mezcla de perlas de olor y un poquito de detergente líquido. Haz un lavado vacío a alta temperatura, y luego deja la puerta abierta para que se ventile bien el tambor.
Esto suele hacer magia por sí solo. También está lo típico, ¿sabes? Limpiar bien las gomas del sellado y asegurarse de que no queden restos sospechosos ni prendas perdidas porque eso también podría ser fuente del 'aromita'.
Y claro, para mantenerlo fresco como una lechuga, nada mejor que no dejar la ropa húmeda dentro ni un minuto más de lo necesario. Espero que estos trucillos caseros sirvan para restaurar la paz olfativa en el hogar.
Aparte de todo lo que habéis dicho, y después de ponerlo en practica, una buena opción es poner media botella de vinagre blanco (sin ropa en el tambor) y programar a un lavado con agua fría una vez cada 2 meses para eliminar los residuos de detergente que pueda quedar en el interior 