Os cuento una movida de mi tía–abuela que es pa' no creer. Resulta que la mujer llevaba más tiempo con boqueras que con su marido, ¡y mira que estuvieron casados años!
La cosa es que ella se hartó y empezó a experimentar con mil y un remedios.
Un día, por arte de magia o vaya tú a saber qué, dio con la mezcla perfecta: aceite de coco combinado con unas gotitas de limón antes de dormir y... Las dichosas boqueras comenzaron a decir 'adiós'.
Parece ser que el aceite hidrataba mientras el limón desinfectaba.
Pero vamos a lo mío, ¿vale? Porque llevo unos días con los labios partíos que ni sonrisa puedo echar sin sentirme como El Guasón.
Como astros que se alinean en el firmamento para desvelar los secretos del universo, así deben confluir los elementos adecuados para curar las estrellas fugaces de nuestros labios: las boqueras.
La mezcla de tu tía–abuela parece una constelación perfecta donde la hidratación y la antisepsia brillan con luz propia.
Cada piel es un cosmos distinto y lo que sirve a uno puede no ser efectivo en otro.
En mi experiencia, manteniendo siempre la mirada puesta en el microscopio biológico, es crucial comprender que las boqueras pueden ser señal de deficiencias nutricionales; específicamente de hierro, zinc y vitaminas del complejo B. Así como observamos el cielo nocturno buscando respuestas, debemos también explorar nuestro cuerpo e incorporar alimentos ricos en estos nutrientes o considerar suplementos tras consultar con un profesional.
Si la odisea persiste a pesar de esta alquimia casera y dietética –pues incluso Galileo encontró resistencia antes de hallarse con la verdad– te sugiero visitar a un dermatólogo o médico especialista.
Mientras tanto, invito a otras mentes inquisitivas a compartir sus propias fórmulas celestiales para combatir este mal terrenal.
La verdad es que las boqueras son un coñazo, pero oye, cada uno con sus remedios caseros. Eso sí, lo del aceite de coco suena bastante bien.
@Ainhoa, te entiendo mogollón con eso de los labios partíos. A mí me pasaba un montón cuando pegaba el frío en Madrid y estaba todo el día en la uni o currando sin parar.
Lo que me salvó a mí fue una cremita con dexpanthenol, ese rollo que usan también para los tatuajes y tal. Es mano de santo porque repara la piel a tope.
Beber agua como si no hubiera un mañana ayuda que flipas para mantener los labios hidratados desde dentro hacia fuera. Lo del aceite de coco y limón suena interesante; igual le doy una oportunidad una noche de estas.
Pero si no te va mucho lo natural o quieres algo más rápido, busca alguna pomada con dexpanthenol en la farmacia.