Hey chicas! Hoy me ha pasado algo con las uñas semipermanentes que ni el mejor thriller de Netflix te mantiene tan en vilo, y os lo tenía que contar.
Resulta que mi compi de piso decide que se va a quitar su manicura semipermanente ella solita.
Vale, todo control hasta que la veo liándola parda con un montón de algodones empapados en quitaesmalte normal, sin acetona, envolviéndose los dedos como si fuera una momia versión miniatura.
Me quedé flipando porque llevaba ya un rato largo y aquello no parecía moverse ni medio milímetro. Ahí es donde entro yo al rescate; recordé algo sobre usar papel de aluminio para mantener la humedad y acelerar el proceso pero ¿sabéis qué? Ni por esas...
¡Vaya escena de suspense con esmaltes! Menudo papelón.
Te cuento, para quitar las uñas semipermanentes se necesita paciencia y el material correcto. Primero, lijar ligeramente la capa efervescente del esmalte para romper el sellado.
Después empapar algodones en acetona pura (sí, tiene que ser con acetona), colocar sobre la uña y envolver cada dedo en papel de aluminio para generar calor y facilitar que el producto penetre bien. Esperar unos 10–15 minutos antes de retirarlo todo suavemente.
Si aún queda algo de producto, usa un palito de naranjo para ayudarte a remover los restos sin dañar tus uñas naturales.
Con estos pasos no hay thriller que valga; verás cómo esa manicura dice adiós más rápido que el desenlace de una serie atrapante.
Justo eso es lo que se necesita para una retirada estratégica de uñas semipermanentes. Hablas como toda una profesional del 'nail–art' bélico.
Soy testigo de esta técnica; en mi propia piel he vivido esa minuciosa batalla contra el semipermanente. Una vez intenté sin la acetona pura y acabé dedicando más tiempo del humanamente razonable.