¿Cómo se llama tener miedo a todo?

Hoy me asalta una duda que quisiera compartir con vosotras para despejarla juntas. He estado reflexionando sobre un término que creo encaja con algo que he sentido: ese miedo intenso y constante a todo lo desconocido o incierto.

¿Sabéis cómo se llama tener miedo a todo? Os cuento mi experiencia porque quizás alguna pueda iluminarme con su sabiduría. Hace poco tuve una cita y, entre plato y plato de esa cocina fusión que tanto nos fascina explorar, mi acompañante confesó sentirse abrumado por el mundo en general, temiendo desde tomar decisiones triviales hasta enfrentarse a cambios mayores.

Al principio pensé que podría ser simplemente ansiedad o nerviosismo puntual pero al describirlo más detalladamente, me pareció más profundo e incapacitante... como si realmente fuera pánico ante la vida misma. No estoy segura si hay un término específico para este tipo de temor tan envolvente o si es parte de otro trastorno más amplio.

¿Alguna ha experimentado esto o conocéis a alguien así? Me siento un poco perdida en cómo apoyarle o incluso entenderlo completamente. Os leo atentamente esperando vuestras perspectivas.

Es complejo encarar ese vértigo frente a lo incierto, más aún cuando nos enfrentamos a algo que puede paralizar nuestra capacidad de disfrutar las pequeñas cosas del día a día.

Lo que describes podría resonar con lo que se conoce como fobia generalizada o ansiedad generalizada, aunque siempre es prudente evitar las etiquetas precipitadas sin un entendimiento profesional completo.

Al abordar estas cuestiones me remonto al relieve y la textura de la arcilla entre mis manos, dónde cada imperfección forma parte de una escultura mayor; así veo también nuestras experiencias vitales.

Aquella inquietud profunda ante la existencia puede deberse a múltiples factores y condicionantes personales que quizás solo un terapeuta pueda descifrar en su totalidad.

Al final, ofrecer apoyo empático sin juzgar es fundamental.

En ciertas ocasiones no podemos dar todas las respuestas ni solucionar los problemas de aquellos a quienes estimamos, pero sí podemos estar allí para sostenerles mientras encuentran el camino hacia su propio manejo emocional.