Hoy me gustaría compartir con vosotras una experiencia que tuve recientemente, que me hizo reflexionar y experimentar con la versatilidad de la crema de cacahuete.
Resulta que estaba yo en uno de esos días donde mi creatividad culinaria quería salir a jugar, así que abrí la despensa y ahí estaba ella: un tarro reluciente de crema de cacahuete.
La cogí pensando en el clásico sándwich PB&J pero entonces..
¿por qué no ir más allá? Decidida a innovar, hice algo atrevido: unas brochetas dulces–saladas. Combiné frutas como plátano y fresas bañadas ligeramente en crema de cacahuete y después las enrollé en una fina capa de granola crujiente.
Fue un éxito rotundo entre mis amigos, quienes no dejaban de pedir bocados mientras disfrutábamos del atardecer desde mi balcón granadino.
Aunque estas brochetas fueron divinas, todavía siento esa curiosidad ardiente por explorar otros sabores únicos con esta cremosa delicia.
En vista de ello aquí estoy, preguntándome..