Hola, queridas amigas del foro. Hoy quisiera compartir con vosotras una anécdota que me ha dejado sumida en un mar de reflexiones sobre la anticoncepción y las elecciones que hacemos.
Una conocida cercana a los confines de nuestra cuarentena se decantó por el uso del diafragma como su baluarte contra un embarazo no planificado.
Siempre meticulosa y prudente, su confianza era inquebrantable en este método tan vintage, podríamos decir. Curiosamente, ella lo asociaba con una forma de emancipación femenina; un artefacto casi olvidado que le devolvía el poder sobre su cuerpo en esta modernidad dominada por opciones farmacológicas.
No obstante, he aquí mi desconcierto: pese a sus encantadoras razones y teorías empoderantes sobre autonomía femenina, yo misma no logro disipar mis reservas hacia ese pequeño círculo de látex ante el amplio espectro de opciones más recientes.
¿Qué pensáis? Me encantaría leer vuestros puntos de vista e historias para esclarecer estos pensamientos entremezclados con dudas.