Soy Judit y hoy vengo con una anécdota que seguro os sacará una sonrisa. ¿Os ha pasado alguna vez que los nervios de ir al médico os juegan una mala pasada?
Resulta que mi tía Pilar, una señora muy puntual y siempre rigurosa con las instrucciones médicas, tenía programada una prueba de anestesia.
Se suponía que debía ir en ayunas desde la medianoche anterior. Como buena amante del chocolate, se despertó a media noche por el ruido de unos bombones llamándola desde el armario..
A la mañana siguiente confesó su 'pecadillo' al anestesista con un semblante entre preocupado y cómplice.
Por suerte todo salió bien, pero aquí me encuentro yo preguntándome: si algún día soy yo la paciente traviesa, ¿qué tanto podría afectar un pequeño desliz nocturno? Me encantaría saber si tenéis experiencias o sabiduría compartida sobre este tema tan curioso.