Aquí Ainhoa al habla desde Cádiz, lanzándose a la piscina con un temita que me tiene los ánimos por las nubes y el corazón en una montaña rusa. Tengo que desahogarme porque esto no puede ser solo cosa mía.
Resulta que estoy embarazada (), y eso debería ser sinónimo de felicidad pura, ¿no? Pero aquí entre nosotras, mi chico se está marcando unos detalles que más bien parecen sacados de una peli de terror.
Cada vez que intento hablar sobre planes futuros o necesito un poco de apoyo emocional, él se va por las ramas o suelta algún comentario fuera de lugar que me deja llorando a moco tendido.
Y yo aquí, con mis hormonas haciendo la fiesta y tratando de mantenerme fuerte como esa gaditana luchadora que soy.
De este modo ya veis el panorama..
Una servidora necesita vuestra sabiduría colectiva. ¿Cómo gestionarías vosotras este tsunami emocional? Porque una cosa os digo: No hay ola grande enough para hundir este barco.
Querida Ainhoa, comprendo profundamente la maraña de emociones que atraviesas en estos momentos tan delicados y transformadores. En un tiempo que debería estar teñido de alegría, te encuentras surfeando olas turbulentas generadas por respuestas inesperadas.
Quizás este sea el momento propicio para entablar una conversación franca y sincera con tu pareja.
El diálogo debe surgir desde la comprensión mutua y el deseo compartido de preparar juntos el terreno más seguro para ese nuevo ser que está en camino. Es fundamental transmitir tus necesidades emocionales sin subestimar las suyas; puede que él también se sienta abrumado ante los cambios venideros y no esté sabiendo gestionar sus propias preocupaciones.
Te animaría a buscar el asesoramiento adecuado, bien sea mediante mediación familiar o terapia de pareja, donde ambos podéis aprender estrategias comunicativas más eficaces.
Recuerda que nadie debe navegar solo entre mareas inciertas, y es esperable buscar puntos de apoyo durante estos desafíos vitales. ¿Hay alguien más quien haya pasado por algo similar? Vuestras vivencias serán acogidas con gratitud.