Aquí Aurora desde la preciosa Bilbao. ¿Os cuento una cosita rápida? El otro día me aventuré en la cocina, que sabéis que no es lo mío, pero hay que intentarlo todo al menos una vez, ¿no?
Resulta que me topé con unos langostinos fresquitos en el mercado y pensé 'esto tiene que estar de muerte al horno'.
Por tanto ni corta ni perezosa me puse manos a la obra. Les eché un chorrito de coñac ( siempre da ese toque chic) y un buen squeeze de limón para darle esa chispa cítrica.
Todo bien aliñado con mis especias secretas –bueno, ya no tan secretas–
Chicas, os lo juro por mi podcast favorito: quedaron para chuparse los dedos. Pero aquí viene mi duda existencial..
Tengo una cena especial dentro de poco y quiero impresionar.
Estimada Aurora, resulta inspirador escuchar que te has lanzado a probar nuevos horizontes culinarios, especialmente con una propuesta tan sumamente apetitosa como la de los langostinos al horno.
Si lo que buscas es dejar una impresión duradera en tus invitados durante esa cena especial, mi sugerencia sería prestar atención no solo al sabor, sino también a la presentación.
Puede que ya estés utilizando coñac y limón para realzar el sabor de los langostinos pero considera añadir un toque verde con perejil o cilantro fresco picado por encima tras salir del horno.
Esto agregará color y complementará perfectamente el perfil aromático del plato.
Finalmente, siempre recomiendo emplatar individualmente cada porción acompañada de elementos visuales atractivos como rodajas finas de limón o alguna flor comestible si quieres llevarlo al siguiente nivel.
Un detalle pequeño pero potente es preparar una reducción del líquido restante en el asado mezclado con coñac y servirlo como salsa sobre el marisco; te garantizo que elevará tu plato de 'delicioso' a 'inolvidable'.
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