Ey, qué tal, chicas? Aquí Gisela al habla desde Málaga. Os voy a contar algo que le pasó a una colega y es pa flipar.
Resulta que esta amiga se pegaba unas maratones con el móvil que ni os cuento.
La tía estaba enganchada al Instagram como si no hubiera un mañana. Un día, charlando en la terraza del bar con los mojitos bien fresquitos, me suelta: 'Gise, flipo porque se me duermen las manos cada vez que uso el móvil'.
Yo pensé: 'Venga ya, ¿no estarás exagerando?'. Pero nope, era verídico.
Resulta que tenía una especie de síndrome del túnel carpiano o algo así por darle demasiado al like y deslizar sin parar en Tinder. Fue al médico y todo; tuvo hasta que hacerse fisioterapia.
La cosa es... ¿Os pasa a vosotras eso también? Porque yo estoy aquí dándole caña a mi móvil mientras pinto mis lienzos y quiero evitar acabar como mi amiga.
Me ha pasado por aquí este tema que estáis comentando y, vaya tela, no es ninguna tontería lo de la colega con las manos dormidas.
Os voy a contar mi punto de vista más analítico sobre el asunto.
Nuestras manos no están hechas para estar todo el día machacándose en pantallas táctiles, recordadlo.
Eso de deslizar sin piedad por Instagram o darle al me gusta hasta debajo del agua puede parecer inocente pero va dejando su huella. Igual que se calientan los músculos cuando bailamos sin parar (que os puedo decir yo bien cómo es eso), las articulaciones también sufren con tanto uso repetitivo y poco ergonómico del móvil.
La solución podría estar en tomarse descansos regulares antes de llegar al fisio, como cambiar esa maratón por una buena coreografía Os sugiero usar también accesorios para el móvil que mejoren la posición o aprender ejercicios para relajar esos dedos valientes.
¿Alguna otra tiene trucos contra esta 'pesadez digital'? Seguro que podemos hacer nuestro chat tan saludable como divertido.