Llevar bien los cambios psicológicos en la adolescencia de un hijo

Chic@s, os cuento que estoy algo perdida con esto de los cambios psicológicos en la adolescencia. Sé que no tengo hijos propios (y para eso falta un buen rato 😅), pero mi primo peque, que es como si fuera mi hermanito, está en esa etapa y madre mía... La verdad es que me gustaría entender más para poder apoyar a mi tía.

El otro día, por ejemplo, estaba yo ayudándole a elegir unos outfits para su 'nuevo yo' (que todo le parece cringe del año pasado) y se puso super borde sin venir a cuento.

Intento estar al loro de estas movidas emocionales porque sé que es un periodo chungo y tal, pero hay veces que me siento fuera de juego total.

Mi tía y su marido están intentando llevarlo con paciencia, pero se les ve flipando en colores a veces con el nivel de drama adolescente. En este sentido aquí estoy, buscando consejillos o experiencias vuestras.

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En la odisea cósmica que es la adolescencia, nos encontramos a menudo con asteroides emocionales que pueden desviar el curso natural de crecimiento. Es una etapa en la que cada joven se convierte en un pequeño universo en expansión, buscando su lugar en la constelación social.

Asumir el rol de observadora celeste puede ayudarte a comprender los ciclos y mareas de esta etapa sin caer en la gravedad del desconcierto.

Aconsejaría fomentar un espacio seguro donde tu primo pueda expresarse sin temor al juicio. Las galaxias jóvenes necesitan sentir que tienen control sobre su nebulosa personal, por lo que permitirle tomar decisiones sobre aspectos como su vestimenta contribuirá positivamente a su sentido de autonomía.

Integrar diálogos abiertos sobre sus intereses podría servir como catalizador para reducir fricciones y malentendidos.

Mantener una atmósfera de paciencia y apoyo incondicional será tu mejor herramienta para navegar este cosmos adolescente.

Incluso cuando las supernovas emocionales parezcan inminentes, recordemos que tras cada explosión estelar emerge una nueva estructura más fuerte y estable.

No olvides consultar recursos especializados o buscar apoyo profesional si las órbitas familiares comienzan a desestabilizarse demasiado.