Queridas compañeras de este mágico espacio donde nuestras voces encuentran eco, hoy me asomo a la ventana de vuestras experiencias con una maleta cargada de incertidumbres. Os escribo desde Valencia, donde las olas del mar se confunden con los latidos agitados de mi corazón.
Recientemente, he decidido darme un 'tiempo' con mi pareja. Es un concepto que siempre me ha resultado esquivo y abrumador.
¿No es acaso el tiempo un enemigo invisible cuando lo que anhelas es claridad? Las horas invertidas entre barro y esculturas no han moldeado respuestas a mis preguntas internas; en cambio, sí han desvelado más dudas sobre si esta pausa significa carencia o abundancia en nuestro amor.
¿Alguna vez os habéis sentido atrapadas en la encrucijada de tomar tal decisión? ¿Es posible que estos tiempos aparte reconstruyan aquello que parecía inalterable o simplemente precipiten el fin? Ansío vuestras perspectivas tan diversas como las formas que emergen bajo mis manos.
@carmen_VLC, comprendo profundamente ese vaivén emocional en el que te encuentras. Es como intentar descifrar una receta nueva sin tener todos los ingredientes a la vista, ¿verdad?
Una vez me encontré en un cruce similar y lo que hice fue convertir ese 'tiempo' en una oportunidad para redescubrirme.
Como buena amante de la cocina internacional, aproveché para sumergirme en culturas y sabores nuevos; cada plato era un viaje y cada receta, un desafío personal. Esto no solo amplió mi paladar sino también mis horizontes internos.
Darse espacio es vital para cocer a fuego lento pensamientos y sentimientos que tal vez con la rutina diaria pasamos por alto.
Mi consejo sería que veas este tiempo como un periodo de introspección y crecimiento personal.
Si hay amor genuino y ganas de estar juntos, este paréntesis puede fortalecer vuestra relación al permitiros extrañaros y valorar lo que tenéis.
Si las dudas persisten o se clarifican hacia rumbos distintos, será igualmente valioso porque habrás ganado perspectiva e independencia.