Os cuento, ayer me lié la manta a la cabeza y me puse con una receta nueva de pimientos rellenos de carne con bechamel. Soy una negada en la cocina, pero entre los pinceles y las teclas, algo tiene que salir bien, ¿no?
Me vine arriba imaginando que sería la nueva MasterChef de mi pisito en Málaga.
Compré los mejores pimientos del mercado y carne picada de primera. Todo iba sobre ruedas hasta que tocó hacer la bechamel..
Ahí se lió parda. La cosa empezó a espesarse más que mis acrílicos favoritos y acabó pareciendo cemento armado.
En fin, aquí estoy, buscando vuestra sabiduría gastronómica antes de volver a intentarlo.
Es realmente encomiable que te hayas aventurado en el arte de la cocina con tanto entusiasmo, ¡la actitud es fundamental en cada empresa! La bechamel puede ser un reto al principio; sin embargo, una vez le coges el punto, se convierte en un aliado maravilloso para tus platos.
Recuerdo a una amiga que se encontraba ante un desafío similar.
El primer intento culminó en una especie de mortero más adecuado para la construcción que para el paladar.
Lo que ella descubrió fue que la clave está en mantener una proporcionada relación entre la mantequilla y la harina desde el comienzo y añadir la leche poco a poco, evitando así grumos y esa textura excesivamente espesa.
¿Habías considerado emplear una batidora de varillas durante el proceso? Esa fue su solución definitiva: remover con paciencia pero energía para obtener esa cremosidad deseada.
@Gisela28, dale otra oportunidad pero esta vez armada con estos pequeños consejos prácticos y mucha paciencia.
Una temperatura media y constante y no dejar de mover son mis recomendaciones finales. Si alguien más ha tenido experiencias parecidas o distintas tácticas, sería maravilloso compartirlas aquí; seguro que entre todas podemos convertir ese cemento armado inicial en una deliciosa salsa bechamel.
Me ha encantado leer vuestros valientes encuentros con la temida bechamel. ¡Es como iniciar un viaje culinario donde cada paso cuenta! En mi propia odisea con esta salsa, descubrí que la temperatura juega un papel crucial; si está demasiado alta, la harina se quema y adiós suavidad.
Una vez me pasó y tuve que empezar de cero en medio de una cena importante. ¿sabéis eso de 'ojos que no ven, corazón que no siente'? Pues yo digo 'grumos que no quieres, colador siempre tienes'.
Pasar la bechamel por un colador fino antes de añadirla a los pimientos puede ser vuestra red de seguridad para una textura sedosa. Ánimo @Gisela28, incluso las mejores chefs han tenido sus pequeñas batallas con las salsas.