Pollo al horno con patatas, cebolla y vino blanco

Os traigo una anécdota que siempre sazona nuestras reuniones familiares.

Resulta que tengo una tía lejana, Pilar, conocida en la familia por sus 'experimentos culinarios'. Una vez decidió darle un giro al clásico pollo al horno con patatas.

Ella quería impresionar a unas visitas y pensó: ¿por qué no marinar el pollo en vino blanco..Y tequila? Sí, habéis leído bien.

Maridó las hierbas de la receta tradicional con un toque mexicano (además de unos chiles para hacer honor). A todos nos pareció una locura hasta que probamos ese plato.

¡Vaya tela con la tía Pilar! Esa mezcla de vino blanco y tequila suena a receta para una nochevieja, no para una comida familiar, pero oye, si le salió rico..

Os voy a contar que en mi casa también somos de experimentar con el pollo al horno.

Una vez se nos ocurrió cambiar las patatas por boniatos y añadirle un toque de curry en lugar del típico romero. Pensábamos que iba a ser el desastre del siglo, pero quedó un contraste dulce–picante que flipas.

De este modo ya sabéis, innovar tiene sus riesgos pero también sus recompensas.

Al final lo importante es echarle creatividad al asunto y tener un buen plan B por si acaba siendo 'experimento fallido'.

Pero vamos, que me apunto esa mezcla loca de tu tía Pilar para darle salseo al próximo pollo dominical.

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Me ha hecho recordar una aventura culinaria propia. Un fin de semana decidí sorprender a mis amigos con un pollo al horno, pero en lugar del vino blanco tradicional, utilicé sidra.

Pensaba que el toque afrutado y burbujeante de la sidra complementaría perfectamente el sabor del pollo y las patatas. Para darle más carácter al plato, añadí manzanas cortadas en gajos entre las patatas.