¿Os ha pasado alguna vez que os zampáis un platazo y parece que el estómago se os pone en modo 'más, porfa'? Pues a mí me pasa cada dos por tres.
El otro día, después de darlo todo en Crossfit (y sabéis que no me ando con chiquitas), me hice una ensalada tamaño familiar pensando 'esto me va a llenar seguro'.
Y nada, chica, terminé la ensalada y mi estómago estaba como: '¿Eso es todo lo que tienes?'.
Me pregunté si sería un agujero negro o algo. Más tarde cayó fruta, unos frutos secos y hasta barritas energéticas.
Pero nada, seguía teniendo ese gusanillo de hambre..A ver si es que estoy alimentando músculos fantasmas o qué.
En fin, ¿serán las ganas de comer del cuerpo después de entrenar tanto o tendré algún bicho raro haciéndome compañía? Si alguien sabe qué onda con este hambre insaciable o tiene trucos para engañar al estómago sin devorar la nevera entera..
¡Ay, qué familiar me suena eso! Seguidamente de una sesión intensa de Crossfit nuestro cuerpo está clamando por nutrientes. No estás sola en esta batalla contra el hambre insaciable post–entreno.
A ver, lo que te está pasando es clásico cuando le damos caña al cuerpo y más si practicas Crossfit como nosotras.
Es probable que tu ensalada gigante fuera muy baja en proteínas y carbohidratos complejos, que son los macronutrientes clave para la recuperación muscular y la saciedad a largo plazo. Si solo metemos vegetales sin combinarlos con una buena fuente de proteína (pollo, tofu, legumbres...) y algún carbocomplejo (arroz integral, quinoa...), es normal sentir ese vacío eterno en el estómago.
Hay que considerar el timing: comer antes del entreno puede ayudarte a no tener tanta hambre después.
Mi consejo es revisar bien tus comidas post–entrenamiento para asegurarte de que incluyan un balance adecuado de macros.
Y oye, no descartes acudir a un nutricionista deportivo si esto sigue siendo un tema; podrían ajustarte la dieta a tus necesidades específicas del entrenamiento intenso que llevamos.
Y aquí estamos para compartir más trucos foodie–crosfiteros.