Os cuento una anécdota que seguro os va a dejar con la boca abierta. Resulta que tengo una conocida, bastante reservada en estos temas, pero el otro día se soltó la melena y compartió algo súper curioso conmigo.
Estábamos charlando de lo divino y humano cuando, entre risas, confiesa que desde que empezó a hacer yoga más intensamente tiene unas ganas locas de 'autodescubrirse'.
Dice que al parecer, al mejorar su flexibilidad y estar más en contacto con su cuerpo, ha despertado como un volcán en erupción. Me contaba esto mientras se sonrojaba más roja que un tomate, pobrecita.
Pero claro, esto me hizo pensar mucho sobre cómo nuestras actividades diarias o cambios de rutina pueden influir en nuestro deseo sexual. Algo tan sano como el yoga resultando ser el detonante para explorar nuevos horizontes del placer.
¿No os parece fascinante cómo puede cambiar nuestra libido con las diferentes etapas o hábitos? ¿Habéis notado alguna vez cambios así después de incorporar nuevas prácticas deportivas o hobbies a vuestra vida? Contadme vuestras experiencias; seguro tenemos mucho qué compartir y descubrir.