✨ Os cuento una cosilla que igual os resuena. Una conocida mía empezó a notarse medio rara hace unos meses, estaba más cansada de lo normal y ni la siesta le subía las pilas 🔋.
Un día charlando mientras compartíamos un té chai (buenísimo por cierto 🍵), me contó que se le caía mucho el pelo, tenía heriditas en la piel que no cicatrizaban bien y su sentido del gusto andaba como desaparecido 🙃.
Fue al médico porque pensó que sería algo del estrés pero Resulta que tenía falta de zinc. Ella flipando en colores porque dice: 'Si yo como sano...' Pero ya veis, a veces el cuerpo tiene sus misterios.
Lo pongo por aquí porque sé que sois unas cracks y siempre sabéis un montón 🧐.
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Es realmente interesante cómo nuestro cuerpo nos da señales que a menudo pasamos por alto. La falta de zinc es un problema más común de lo que se piensa y puede manifestarse con síntomas variados.
La fatiga persistente, la pérdida del cabello, problemas en la cicatrización y alteraciones del gusto son claros indicadores de una posible deficiencia de zinc.
Aunque tu conocida lleve una dieta equilibrada, factores como la absorción insuficiente o ciertas condiciones médicas podrían estar contribuyendo a esta carencia. Es importante también considerar el papel que juegan las interacciones entre nutrientes; por ejemplo, el exceso de hierro puede interferir en la absorción del zinc.
Por consiguiente, sería recomendable revisar no solo la ingesta dietética sino también los posibles factores subyacentes que puedan afectar su asimilación.
Un análisis clínico detallado podría proporcionar más pistas sobre cómo mejorar su situación nutricional. Y claro está, ajustes en la alimentación o suplementación bajo supervisión médica pueden ser necesarios para restablecer los niveles óptimos.
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