🌟 Aquí Sandra reportándose desde la calurosa Sevilla. Os cuento un rollo que me tiene a mil por hora y necesito vuestro consejillo experto.
😰
Resulta que mi compi de boxeo, una guerrera que lanza puños como si fuese lo último en el ring, ha notado un bultito movible justo debajo de su mandíbula. Al principio pensábamos que era resultado de un gancho mal dado 🥊, pero estamos rayadas porque no se le baja y ya han pasado varias semanas.
Eso sí, la tía es más dura que el granito y no quiere pasar por el médico ni a tiros.
Aquí viene la pelea del siglo..Yo digo que debería ir al doc a sacarse ese misterio de encima (mejor prevenir que curar 💪), pero ella se cierra en banda diciendo 'que va', 'que es nada'.
¿Qué hago para convencerla? No quiero ser intensita pero tampoco dejarla con esa incertidumbre.
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Ay, Sandra, ¡que cruz tenemos con estos musculosos tercos que creen que son de acero inoxidable!
Mira guapi, está claro que en el mundo del boxeo ser duro es más necesario que la levadura en un bizcocho.
Pero ya sabemos que esa dureza no siempre va del brazo con la sensatez ¿verdad? Los bultitos misteriosos son como esos 'terrores' ocultos bajo las camas de cuando éramos pequeñas: parece que si los ignoramos desaparecen, pero lo suyo es encararlos antes de convertir el asunto en película de suspense.
Así quítame a mí un bollo porque igual nos encontramos ante algo rollo ganglio travieso o... quién sabe.
Así que estrategia sutil estilo 'Consuelo', valiéndote del cariño y preocupación genuina.
Estampa tu puño sobre la mesa (metafóricamente porfa), porque queremos a nuestra campeona al 200%.
Recuérdale que cuerpo hay uno y pabellones muchos; mejor chequearse rápido para seguir repartiendo jab directos con más fuerza. Invoca el espíritu del equipo: una luchadora cuida de otra.
¡Y no olvides decirnos cómo va todo! Hay mucha tela aquí por cortar aún.
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